Rewilding o renaturalización

Reconecta con la naturaleza

La renaturalización, también conocida como rewilding, busca restaurar áreas naturales degradadas por la acción humana para recuperar su equilibrio y biodiversidad. Este enfoque de conservación ambiental, que utiliza soluciones basadas en la naturaleza, emplea técnicas como la introducción de especies clave, la eliminación de las interferencias humanas o la restauración de procesos que se daban en esos ecosistemas, entre otras, con el fin de que estos ecosistemas vuelvan a ser autosuficientes y también el de promover el desarrollo económico sostenible de estas zonas.

Además, estas soluciones basadas en la naturaleza ayudan a mitigar el cambio climático, tanto por la recuperación de especies vegetales como por la restauración del ciclo del agua o la introducción de especies que ayudan a restaurar procesos que eran propios de ese ecosistema y se habían perdido. ¿Quieres saber qué es rewilding con más detalle? Te lo contamos.

0:00

¿Qué es rewilding o renaturalizar?

Para entender qué es rewilding, que podría traducirse también como resilvestración, y cómo se lleva a cabo esta restauración de ecosistemas dañados por la mano del ser humano, es útil conocer los tres principios en que se apoya:

  • La reintroducción en el hábitat de las llamadas “especies clave”, como depredadores que se encuentran en lo más alto de la cadena trófica y los grandes herbívoros, que además de devolver la biodiversidad al ecosistema ayudan a mantener el equilibrio ecológico. En el caso de los depredadores, porque su ausencia tendría consecuencias en toda la cadena, y en el de los grandes herbívoros, porque al eliminar pastos ayudan a mantener el equilibrio natural.
  • La recuperación de funciones naturales, como la depredación y la competencia entre especies animales, o la dispersión de semillas a través de aves o mamíferos carnívoros, de modo que estos procesos puedan desarrollarse sin la acción humana.
  • La reducción de la intervención humana, para eliminar lo máximo posible la gestión directa del ser humano. Este principio de la renaturalización puede implicar, además de la reducción de la acción humana, la eliminación de infraestructuras o la sustitución de actividades económicas dañinas por otras respetuosas con el medio ambiente.

En consecuencia, la resilvestración tiene como efecto la devolución del ecosistema a un estado cercano al original, en el que estos procesos se realizaban sin necesidad de la intervención humana. 

planta-regadera.jpg

Origen e historia del rewilding

La renaturalización es una estrategia de conservación bastante reciente, que tiene su origen hace poco más de 30 años y que en la actualidad se ha convertido en una tendencia global.

El término rewilding fue utilizado por primera vez a principios de los años 90 por el activista ambiental David Foreman, editor de la revista ‘Wild Earth’ y fundador en 2003 del Rewilding Institute. Foreman basaba su concepto de resilvestración en la introducción de especies animales, especialmente grandes carnívoros, en hábitats de los que habían desaparecido. No solo se trataba de recuperar la biodiversidad, sino hacerlo con una población suficiente como para que estos ecosistemas recuperaran su autonomía.

En 1998, los biólogos e investigadores de la conservación Michael Soulé y Reed Noss publicaron el artículo ‘Rewilding and biodiversity: complementary goals for continental conservation’ (‘Resilvestración y biodiversidad: objetivos complementarios para la conservación continental’), en el que además de emplear el término acuñado por Foreman recuperaban su teoría de la introducción de grandes carnívoros. 

Aunque esta estrategia suponía una novedad en el ámbito de la conservación, el término rewilding continuó siendo desconocido fuera del ámbito académico hasta 2020, cuando el divulgador científico David Attenborough lo empleó en 2020 en el documental ‘Una vida en nuestro planeta’. 

Tipos de rewilding

Las soluciones basadas en la naturaleza son diversas. Además de las anteriormente mencionadas, las técnicas de resilvestración incluyen entre otras las siguientes: 

  • Restauración de zonas degradadas. En áreas severamente afectadas, la restauración puede implicar la  retirada de escombros, la remodelación del terreno y la siembra de especies vegetales autóctonas.
  • Eliminación de especies invasoras. Las especies no autóctonas pueden causar un daño en los ecosistemas locales. La erradicación de estas plantas y animales invasores contribuye a restaurar el equilibrio ecológico y favorece la conservación de las especies nativas.
  • Recuperación de suelos. Técnicas como la reforestación, el uso de cultivos de cobertura y la disminución de la compactación permiten mejorar la calidad del suelo y, de este modo, recuperar su fertilidad. 
  • Reconexión de hábitats fragmentados. La creación de corredores ecológicos permite el movimiento de especies entre hábitats que antes se encontraban fragmentados, y como consecuencia la migración y el intercambio genético entre poblaciones animales. Por ejemplo, mediante el establecimiento de túneles subterráneos o puentes verdes sobre carreteras. 
  • Empleo de ganadería extensiva y pastoreo. Del mismo modo que ocurre con los grandes herbívoros, la ganadería extensiva y el pastoreo pueden mejorar la calidad del suelo, eliminar maleza y con ello incendios y promover la regeneración de la vegetación. 
  • Recuperación de ecosistemas acuáticos. La rehabilitación de humedales, la eliminación de presas en desuso o la restauración de meandros en los ríos para optimizar el flujo natural del agua son formas de recuperar también ecosistemas acuáticos y con ello su biodiversidad. 
  • Incendios controlados. El uso de quemas controladas es una técnica que se emplea para gestionar la vegetación y conservar ciertos tipos de ecosistemas, como praderas y matorrales. Estos incendios pueden ayudar a erradicar especies invasoras, fomentar la germinación de semillas nativas y preservar la biodiversidad. 

Rewilding frente al cambio climático

Entre otras muchas ventajas, el rewilding también tiene potencial para la mitigación y adaptación al cambio climático, de diversos modos: 

  • Captura de CO2. Los ecosistemas restaurados, como bosques y praderas, tienen capacidad para capturar y almacenar grandes cantidades de CO2, tanto en la biomasa como en el suelo.
  • Regulación del ciclo del agua. Los ecosistemas recuperados tienen la capacidad de regular el ciclo del agua, lo que aumenta la disponibilidad de agua y reduce el riesgo de inundaciones y sequías.
  • Aumento de la resiliencia. Los ecosistemas diversos desde el punto de vista biológico tienen una mayor capacidad de resistir a fenómenos climáticos extremos, incendios y plagas.
  • Creación de corredores ecológicos. Al conectar áreas naturales fragmentadas, se facilita el movimiento de especies en respuesta a cambios climáticos, lo que les permite migrar a hábitats más adecuados.
biodiversidad

En Repsol tenemos un compromiso con la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Algunos principios de esta gestión son el compromiso de no operar en zonas sensibles en biodiversidad, la evaluación de impactos y la restauración del entorno en el que desarrollamos nuestra actividad.

Nuestra compañía participa en proyectos promover de la biodiversidad, como la restauración en 2022 de 3 hectáreas de corales en los arrecifes del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, conjuntamente con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la empresa Oceanus A.C.

Asimismo, por medio de la iniciativa Motor Verde de la Fundación Repsol reforestamos terrenos incendiados o baldíos con especies autóctonas, para recuperar la biodiversidad a la vez que generamos empleo local e inclusivo.