Tipos de residuos: qué debes saber

Transformar residuos en recursos

La clasificación de residuos es esencial para minimizar el impacto ambiental y maximizar el reciclaje. Aquí te contamos lo que necesitas saber.

Los avances tecnológicos y la mayor preocupación por el medio ambiente han puesto sobre la mesa un nuevo modelo de producción: la economía circular, que frente al enfoque tradicional que desechaba lo que se consideraban residuos, emplea estos recursos para optimizar su vida y convertirlos en nuevos productos o materias primas, tal y como hace la naturaleza.

 En España se generaron aproximadamente 138 millones de toneladas de residuos en 2021, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una buena parte de ellos se reciclaron, pero el porcentaje de reutilización varía mucho en función de los tipos de residuos: mientras que ese mismo año se recicló el 80% del papel y el cartón, y más del 70% del vidrio, tan solo entre el 20 y el 25% de los residuos orgánicos encontraron una nueva vida.

Para avanzar en su tratamiento es importante conocer los tipos que existen y cómo se realiza la clasificación de residuos, de modo que podamos alargar la vida útil de estos recursos.

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Tipos de residuos

Existen varios criterios para la clasificación de residuos en función de su origen, de su capacidad para descomponerse de manera natural en el medio ambiente (biodegradabilidad), de su composición (el material del que están hechos), su peligrosidad o su estado físico (sólido, líquido o gaseoso).

Cada tipología de residuos va a determinar la gestión más adecuada para cada uno: las formas de recogida, la posibilidad de reutilizarlos o reciclarlos y el tipo de tratamiento que puede darse a estos recursos. Esta diferenciación es clave para cumplir con las normativas ambientales y reducir la huella de carbono que produce la actividad humana.

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¿Por qué hacer clasificación de residuos?

La clasificación de residuos, así como realizarla correctamente, es muy importante por varias razones. En primer lugar, porque permite reducir la cantidad de desechos enviados a los vertederos, lo que además de reducir la huella de carbono ayuda a conservar los recursos naturales. Además, al separar los materiales que pueden ser reutilizados (como materia orgánica, papel, vidrio o plástico) se facilita el proceso de reciclaje.

Esta separación por tipos de residuos también posibilita identificar y gestionar adecuadamente los residuos peligrosos, lo que permite minimizar los riesgos para la salud humana y el medio ambiente.

La clasificación de residuos más eficaz, hacia la que apuntan los modelos de economía circular, es la separación de residuos en origen: separarlos antes de desecharlos según sus características, para garantizar así su llegada a las plantas donde se procederá a su reciclaje, a la vez que se fomenta una mentalidad de gestión más responsable de los recursos naturales.

Tipología de residuos según su biodegradabilidad

Un criterio para la distinción de los tipos de residuos es clasificarlos según su biodegradabilidad, un aspecto fundamental para entender su impacto ambiental. Según esta clasificación los residuos pueden ser biodegradables o no biodegradables. Los primeros son aquellos que pueden descomponerse de manera natural por acción de microorganismos como bacterias y hongos; los segundos, los que no se descomponen de forma natural o lo hacen a un ritmo extremadamente lento.

Ejemplos de residuos biodegradables son los restos de alimentos, el papel, el cartón, la madera, los residuos de jardinería y los desechos agrícolas. Residuos no biodegradables son, por ejemplo, los plásticos, los metales, el vidrio o las pilas.

Al descomponerse, los residuos biodegradables pueden ser transformados en compost, que sirve como abono orgánico, o en combustibles renovables, como los que Repsol elabora a partir de residuos orgánicos, como aceites vegetales usados, biomasa y residuos de la industria agroalimentaria.

Tipología de residuos según su origen

Por su parte, la tipología de residuos según su origen es fundamental para la gestión y el tratamiento adecuado de estos recursos. Según esta clasificación, los residuos pueden ser: 

  • Residuos domésticos. Los generados en los hogares como resultado de actividades diarias: restos de alimentos, envases, papel, cartón, plásticos o residuos orgánicos, como aceite de cocina usado. Este último se puede reciclar y convertir en combustibles renovables si se traslada a cualquier punto de recogida. Si vives en la Comunidad de Madrid, Repsol ha puesto su red de estaciones de servicio a disposición de los usuarios que desean deshacerse de su aceite usado. Además, en Galicia, la cooperativa Mulleres Colleteiras, colaborando con Repsol, contribuirá a la recogida y tratado de aceite para producir combustibles renovables.
  • Residuos comerciales. Los que provienen de actividades comerciales, de oficinas y servicios: papel, cartón, embalajes, restos de comida, residuos de limpieza…
  • Residuos industriales. Producidos como resultado de procesos industriales, como los desperdicios de producción, residuos químicos, metales, plásticos y subproductos industriales.
  • Residuos sanitarios. Aquellos generados en hospitales, clínicas y centros de salud: materiales médicos desechables, residuos biológicos, medicamentos vencidos, residuos infecciosos, etc.
  • Residuos mineros. Derivados de actividades de extracción y procesamiento de minerales, como rocas, tierras, lodos y residuos de procesamiento mineral.
  • Residuos agrícolas y ganaderos, provenientes de estas actividades: restos de cosechas, estiércol, residuos de alimentos para animales o plásticos agrícolas, entre otros.
  • Residuos de construcción y demoliciones, como escombros, madera, metales, ladrillos y hormigón.
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Residuos según su composición

Otra manera de clasificar los residuos es hacerlo según su composición. Esta clasificación de residuos da lugar a los siguientes tipos de residuos:

  1. Papel y cartón. Suponen una parte significativa de los desechos que generamos, y son fácilmente reciclables.
  2. Vidrio. También es altamente reciclable. Además, el vidrio reciclado se puede utilizar para fabricar una amplia gama de productos, desde envases hasta materiales de construcción.
  3. Plásticos. Representan otra parte importante de los residuos que generamos. A su vez se subdividen en diferentes tipos según su composición química. Aunque algunos plásticos son reciclables, otros son más difíciles de procesar y pueden requerir tecnologías especializadas para su reciclaje eficiente.
  4. Residuos orgánicos. Fácilmente reciclables si se separan correctamente en origen.
  5. Residuos peligrosos. Requieren de un tratamiento especial para minimizar su impacto en el medio ambiente.
  6. Residuos electrónicos. Igual que los anteriores, necesitan un tratamiento adecuado para garantizar la reutilización y reciclaje de sus componentes.

 

Gestión de residuos de Repsol

En Repsol adoptamos la economía circular en todos los países y negocios en los que operamos: desde la producción de energía y materias primas hasta el ecodiseño en la comercialización de nuestros productos. De esta manera optimizamos los recursos, reducimos el consumo de materias primas y la huella de carbono.

Un ejemplo de esta gestión de residuos basada en la economía circular es la puesta en marcha en Cartagena de la primera planta de la Península dedicada exclusivamente a la producción de combustibles 100% renovables a partir de residuos,  Que  permitirá evitar la emisión de 900.000 toneladas de CO2 anuales, al suponer una reducción del 90% de las emisiones netas de CO2 en comparación con el combustible de origen mineral que sustituye, por la menor intensidad de carbono del combustible renovable.

residuos domesticos

En Repsol hemos puesto en marcha en Puertollano nuestra planta RECPUR, en la que se reciclarán cada año hasta dos mil toneladas de espuma de poliuretano procedente de colchones viejos. Se trata de la primera planta de España de reciclado químico de espuma de poliuretano, que ya ha contribuido a reciclar aproximadamente 50 toneladas de colchones.

En la nueva planta se procesarán 300.000 toneladas anuales de residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado, priorizando el origen nacional y europeo.