Todo sobre el upcycling

Creatividad aplicada al reciclaje

El suprareciclaje supone la valorización de residuos a través de procesos transformadores donde la creatividad es clave.  Poco podía imaginar Gary Anderson -entonces estudiante de arquitectura-, que el logo con el que ganó en 1970 el concurso para el diseño del símbolo universal del reciclaje, inspiraría más de 30 años después el principio de las 3R. La tríada formada por las palabras reducir, reutilizar y reciclar sentó las bases de una filosofía que, en 2004, llevó a la cumbre del G8 el Primer Ministro japonés, Koizumi Junichiro. El mandatario la presentó como un factor clave del desarrollo social. 

Dos décadas después, el principio ambiental que promueve reducir la cantidad de recursos que utilizamos, reutilizar los materiales en lugar de desecharlos y reciclar aquellos que ya no se pueden reutilizar con el fin de minimizar el impacto ambiental de nuestras acciones no solo se ha consolidado, sino que ha incorporado nuevas ‘erres’ a la ecuación. ¿Has oído hablar del upcycling? Lo que se conoce como suprareciclaje o superreciclaje es, básicamente, la evolución natural de la regla de las 3R, una transformación en la que la recuperación energética, el ecodiseño o la restauración juegan un papel clave.  

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¿Qué es upcycling o superreciclaje?

El upcycling es un concepto que se basa en la idea de convertir materiales o productos que ya no son útiles en otros de mayor calidad, valor ecológico y económico. A diferencia del reciclaje convencional, que consiste en descomponer los materiales para usar de nuevo la materia prima, el superreciclaje busca dar una nueva vida a los mismos pero de manera creativa y transformadora.

El término se ha popularizado como una respuesta a los desafíos ambientales asociados con la acumulación de desechos y la explotación de recursos naturales. De este modo, a medida que la conciencia sobre la importancia de la economía circular y la reducción del consumo de recursos se incrementa, el suprareciclaje gana peso como práctica innovadora y creativa que contribuye a promover la sostenibilidad y reducir el impacto ambiental. 

Diferencias entre upcycling y recycling

El upcycling y el recycling son dos enfoques distintos para abordar la gestión de materiales y productos de desecho, cada uno con sus propias características. Aunque ambas persiguen reducir el impacto ambiental de nuestras acciones, existen diferencias en tres aspectos principales:

  • Objetivos 

Si bien es cierto que en la base del reciclaje y el suprareciclaje está la idea de reducir nuestra huella ecológica, una y otra práctica difieren en sus objetivos particulares. El primero recurre a un proceso industrial para transformar los residuos en materias primas con las que, posteriormente, se producirán nuevos objetos o materiales. Sin embargo, el upcycling o superreciclaje apuesta por la reutilización creativa, valorizando así los residuos y alejándose de los modelos de la economía lineal.

  • Proceso de transformación

En el reciclaje, los residuos se descomponen aplicando diferentes procedimientos que van desde la recogida y clasificación hasta la reconversión, pasando por la trituración o la separación. El fin último es obtener materiales reciclados que serán utilizados en la fabricación de nuevos productos. Pero si hablamos de upcycling el proceso se basa en la creatividad aplicando técnicas y métodos diferentes en función de los materiales y el producto final deseado que, en todo caso, supone una valorización de los residuos.

  • Valor de los productos resultantes

Los productos resultantes del upcycling suelen tener un valor mayor que los materiales originales, ya que se han transformado de manera creativa y se han agregado características únicas. Sin embargo, en el caso del reciclaje la fórmula no implica una revalorización de los materiales sino que se centran en alargar la vida útil de los mismos convirtiéndolos nuevamente en materias primas.

¿El upcycling es sostenible?

Teniendo claro qué es el upcycling la respuesta no podría ser más rotunda: sí, el suprareciclaje es sostenible y no por una, sino por varias razones. La apuesta por dar una nueva vida a residuos y materiales reduce los desechos que terminan en vertederos y contribuye a mitigar la contaminación ambiental y la degradación de los entornos. En Repsol, por ejemplo, empleamos betunes y emulsiones con rejuvenecedores de producción propia que permiten reciclar y reutilizar pavimentos de carreteras ya deteriorados, consiguiendo así reducir los residuos de asfaltos y alargar su vida útil.  

Además, el upcycling fomenta el uso creativo y eficiente de los recursos, algo que propicia la conservación de materias primas al tiempo que reduce el consumo energético asociado con la extracción y producción de nuevos materiales. Al prolongar el ciclo de vida de los productos, el superreciclaje también contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y al fomento de una economía circular.

El reciclaje de aceite para crear combustibles 100% renovables es una de las apuestas de Repsol en materia de suprareciclaje. Además de aplicar los principios de economía circular para la fabricación de lubricantes, desde hace unos meses ha puesto en marcha multitud de puntos de recogida de aceite de cocina usado en sus estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid y de Galicia. La compañía forma parte del proyecto Mulleres Colleiteiras, una iniciativa que permite la gestión sostenible de este residuo doméstico que, una vez tratado, se reutilizará para la producción de combustibles 100% renovables. 

Ejemplos de upcycling

La apuesta por el aprovechamiento y transformación de residuos y materiales tiene aplicación práctica más allá del sector energético. Desde la moda y el diseño de interiores hasta la industria alimentaria son muchos los ejemplos que se suceden. En todos y cada uno de ellos la creatividad es el motor que impulsa el compromiso con el medioambiente.

En el ámbito de la moda, por ejemplo, se pueden transformar prendas viejas o desechadas en nuevas piezas de ropa, accesorios o incluso obras de arte. Para ello se recurre a técnicas como el corte, la costura, el teñido y la decoración, que permiten dar una nueva vida a los materiales textiles. 

Los diseñadores de interiores, por su parte, llevan años creando muebles y decoraciones a partir de materiales y objetos concebidos inicialmente para otros fines, promoviendo lo que se conoce como upcycling design. Ese planteamiento del interiorismo -más consciente-, se revela en la creación de lámparas hechas con botellas, puertas convertidas en cabeceros, maletas transformadas en mesillas de noche… Y aún hay más.  

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La industria alimentaria también se suma a estas propuestas. Algunos ejemplos de upcycling en la alimentación tienen que ver con el uso de subproductos o residuos de alimentos para crear nuevos productos alimenticios o ingredientes. Los residuos de frutas y verduras, por ejemplo, pueden ser utilizados para hacer mermeladas. Hay cervezas elaboradas a partir de excedentes de pan e, incluso, bagazo procedente de las mismas que se transforma en alimento para animales y, en otros casos, hasta en barritas de cereales a modo de snack. De esta manera, se reduce el desperdicio de alimentos y se aprovechan al máximo los recursos disponibles. 

En definitiva, tanto el upcycling como el reciclaje son claves en diferentes sectores y el energético no es una excepción. En el ámbito de la energía ambos implican una serie de procesos de transformación que permiten aprovechar más eficientemente los recursos disponibles y reducir el impacto ambiental asociado con la producción y el consumo de la misma.