Plano de avión volando

Nuevos combustibles que reducen las emisiones de la aviación

Combustibles renovables para seguir volando

El sector aeronáutico se caracteriza por la constante innovación; en su búsqueda por la neutralidad climática están implantando herramientas y tecnologías que les permitan volar más y mejor, pero con menos emisiones CO2.

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Retos de la aviación actual

La aeronáutica es una ciencia que vive en constante evolución, lo que hace que siempre esté afrontando nuevos desafíos.

Una escapada a Londres, un fin de semana romántico en Venecia, viajar hasta los rincones más lejanos para conocer culturas diferentes... Todo esto -y mucho más- lo hizo posible el avión, un medio que revolucionó el transporte hace más de un siglo y que desde entonces no ha dejado de evolucionar e innovar para desplazarnos de forma rápida, cómoda, segura y, también, con menos emisiones.

Los retos de la aviación hoy tienen que ver con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2050; una meta para la que cuenta con herramientas e innovaciones que ya está empleando hoy, al tiempo que siguen trabajando en encontrar y desarrollar soluciones para mejorar su sostenibilidad y reducir sus emisiones.

Según el informe Waypoint 2050, realizado por ATAG (una coalición internacional que agrupa a 40 organizaciones del sector, desde fabricantes de aeronaves a compañías aéreas, aeropuertos o proveedores de la industria), se estima que para alcanzar las cero emisiones netas en 2050 serán clave el incremento en la eficiencia de las aeronaves y la combinación de diferentes tecnologías para contar con aviones eléctricos, híbridos o de hidrógeno, que representará un 22% de la rebaja de emisiones de CO2.

Infografía el sector de la aviación hoy

La relevancia de los SAF reside en que no es necesario modificar la tecnología de las aeronaves para su uso, por lo que de manera inmediata se puede comenzar a reducir las emisiones de CO2, ya que estos combustibles emiten hasta un 80% menos de dióxido de carbono que el queroseno convencional.

Otros factores a tener en cuenta serán la mejora de la operación y gestión del tráfico aéreo, que supondrá un 10%; un 7% adicional que se conseguirá a través de los mercados de compensación de emisiones, y, sobre todo, los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), que serán responsable del 61% de esa reducción necesaria.

Un desafío económico y tecnológico

Repostaje de un avión al atardecer

Si hay algo seguro en el futuro de la movilidad es que el avión saldrá reforzado, según se apunta desde el sector. La estimación es que no sólo no disminuirá su uso, sino que crecerá un 128% de aquí a 2050 como consecuencia de la globalización y del incremento de la población.

La clave será dar con la fórmula para combinar el aumento de los vuelos con la necesaria evolución hacia un modelo bajo en emisiones de CO2. Con este objetivo, los actores del sector de la aviación están invirtiendo una gran cantidad de recursos económicos, tecnológicos y de talento. Como apunta Teresa Parejo, directora de Sostenibilidad de Iberia, "la descarbonización de la aviación es más compleja que la de otros medios de transporte porque es un sector que no se puede electrificar y cuenta con unas certificaciones de seguridad muy rigurosas". "Pero eso no significa que no se pueda hacer y, de hecho, lo estamos haciendo", añade con optimismo.

Los combustibles renovables como solución

La magnitud del desafío requiere el esfuerzo conjunto de todo el sector (productores de motores, de aeronaves, aerolíneas, compañías energéticas, administraciones públicas...). El consenso mayoritario entre todos ellos es que los SAF son la mejor herramienta para empezar desde ya a reducir su huella de carbono.

Este tipo de combustibles renovables se produce a partir de residuos orgánicos como aceite de cocina usado o desechos agrícolas y ganaderos, entre otros, y presenta importantes ventajas más allá de la disminución de emisiones. Como explica Francisco Lucas, gerente senior de Aviación Sostenible en Repsol, "se pueden utilizar en los motores de combustión de las aeronaves actuales sin ninguna modificación y tampoco requiere de una inversión para crear una infraestructura de suministro diferente de la que ya tenemos, que está muy apalancada y es muy estricta por cuestiones de seguridad".

Repsol ha puesto en marcha en su complejo industrial de Cartagena (Región de Murcia), la primera planta de la península ibérica dedicada a la producción de biocombustibles. Con una inversión de 200 millones de euros, producirá 250.000 toneladas anuales de combustibles renovables destinados, en su mayoría, a cubrir las crecientes necesidades del sector aéreo.

De hecho, Iberia ya propulsó en 2021 un vuelo, el que conecta Madrid con Bilbao, con combustibles renovables producido por la multienergética; el mismo que empleó unos meses más tarde en tres vuelos que unieron la capital española con Washington, Dallas y Nueva York.

Una alianza estratégica y también pionera, que se adelanta a los calendarios marcados por la Unión Europea. La normativa desarrollada desde Bruselas estipula que en 2025 el 2% del combustible suministrado a la aviación en los aeropuertos de la UE deberá ser SAF. Un porcentaje que aumentará al 6% en 2030; al 34% en 2040 y, finalmente, al 70% en el año 2050.

España, ante una gran oportunidad

Sobre esta calendarización, Francisco Lucas tiene claro que para lograr esas cifras se deberán "construir nuevas plantas o transformar las actuales, así que van a ser necesarios unos niveles de inversión muy importantes, que requieren de un entorno regulatorio fiable y del apoyo público a la hora de financiar los proyectos".

Vista del mar al atardecer

Porque reto y oportunidad van de la mano, y en especial si se trata de España, con una gran vinculación con el mundo del transporte aéreo al ser un país en el que el turismo supone más de un 12% del PIB.

"El impulso de una industria potente de SAF que cubra las necesidades de la aviación puede suponer una oportunidad histórica para la economía de España", apunta Teresa Parejo; una afirmación que corrobora un estudio reciente de PwC encargado por Iberia y Vueling, que estima que se podrían crear hasta 270.000 puestos de trabajo desde hoy hasta 2050.

Cuando se alcance el ecuador de este siglo es más que seguro que el avión seguirá conectando lugares remotos y permitiendo escapadas a esas ciudades que siempre se han querido visitar. El futuro pasa por cambiar la forma de volar; porque como la energía, la aeronáutica también se transforma.

* Publicado en El Mundo.