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Challenge Universitario: retando al talento joven

Las competiciones de talento no solo permiten a las empresas descubrir a jóvenes con habilidades destacadas, sino que ofrecen a la generación Z la oportunidad de mostrar sus capacidades en entornos prácticos y desafiantes.

La incorporación de talento joven se ha convertido en un desafío para las empresas, que cada vez tienen más dificultades para encontrar los perfiles profesionales que necesitan. El avance vertiginoso de la tecnología, el desajuste entre la formación académica y las demandas del mercado laboral y una generación Z más exigente está llevando a las compañías a incorporar nuevas metodologías para atraer a los jóvenes. Entre ellas las competiciones de talento, donde los participantes deben proponer soluciones a un reto propuesto por las empresas para mostrar sus capacidades.

"Ahora el proceso de selección es inverso y prácticamente son los chicos quienes están seleccionando a las empresas. Eso ha obligado a reconvertir estos procesos en formatos más interesantes y que generen también un aprendizaje para ellos", asegura Claudia Sandia, responsable de captación y selección de talento junior de Universia, empresa del Grupo Santander que busca impulsar la empleabilidad del talento junior conectando a las empresas con las universidades y centros educativos.

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La Asociación Española para la Digitalización calcula que en el sector tecnológico quedaron por cubrir más de 120 mil vacantes en 2022

Generación Z, una juventud más exigente

La generación Z, los nacidos entre mediados de los años 90 y 2010 que se están incorporando actualmente al mercado laboral, "es una generación más informada pero también que demanda más, muy preocupada por la responsabilidad social de las empresas y porque las compañías tengan una correspondencia con sus propios valores", continúa Sandia. Ha habido un cambio "con respecto a las generaciones precedentes y ahora los jóvenes se acercan a las empresas diciendo: yo voy a aportar mi conocimiento y contribuir a tus proyectos. ¿Cuál es tu oferta de valor para mí?". 

Como resultado, hoy las empresas deben mostrar su atractivo laboral y la búsqueda de talento ha evolucionado desde la simple publicación de una oferta de trabajo a formatos donde los jóvenes pueden exponer sus competencias en un ambiente menos rígido. "Cada vez son más comunes experiencias como los encuentros de networking o las competiciones de talento porque para las compañías son una forma de presentarse y, a la vez, de conocer y seducir a jóvenes con el perfil que buscan", prosigue Sandia.

En España se da además la paradoja entre un alto nivel de desempleo juvenil, con casi una de cada tres personas menores de 25 años que no trabaja, y una acusada escasez de talento en sectores como el tecnológico, donde la Asociación Española para la Digitalización calcula que en 2022 quedaron por cubrir más de 120 mil vacantes en puestos como desarrolladores de software, expertos en ciberseguridad o en telecomunicaciones. El 75% de las compañías encuestadas para el informe 'Caminos que convergen' de la consultora KPMG y la Fundación Princesa de Girona señalan que les resulta complejo enrolar los profesionales que buscan, lo que puede suponer "un riesgo para la sostenibilidad y el crecimiento del negocio". 

Las competiciones de talento son una forma diferente para las empresas de acercarse al talento joven, incorporando las inquietudes de la generación Z

Seducir al talento joven 

El mundo empresarial está inmerso en la búsqueda de nuevos modos para cautivar al talento junior, mostrando por ejemplo cómo es el día a día en la empresa, táctica que utiliza la cuenta de X (Twitter) Life at Google de esta multinacional tecnológica, o con competiciones de talento 'gamificadas'. Universia anualmente impulsa competiciones digitales basadas en los videojuegos para evaluar competencias de los participantes, como por ejemplo las 2 ediciones realizadas de Metaworking o más recientemente TalentRace que será la edición de este año, "Adaptamos nuestras propuestas a los intereses de la generación Z", explica Sandia.

En las competiciones de talento, también llamadas retos (challenges) o hackatones, una expresión tomada de los encuentros de programadores para desarrollar software, se propone una cuestión que los participantes deben resolver. Las temáticas cambian según el ámbito de interés de cada empresa pero su esquema es siempre parecido: una campaña para dar a conocer la convocatoria; una fase de ejecución; y un cierre final cuando se da a conocer el resultado y los ganadores, y pueden desarrollarse en eventos presenciales o íntegramente online.

1.700 alumnos universitarios de toda España presentaron más 380 propuestas al Challenge Universitario de Fundación Repsol sobre transición energética

"Estas competiciones son una propuesta diferencial que permite a las compañías destacar entre el abanico de ofertas que existen en el mercado, potenciar su marca empleadora y llegar a una audiencia que quizás de otra manera no conseguirían", asegura Sandia. Los retos no son un proceso de selección y "en las competiciones que nosotros organizamos no hay un compromiso de empleabilidad, algo que dejamos muy claro desde el principio. Pero sí sabemos que entre el 50 y el 60% de los participantes en las fases finales son considerados para procesos de selección futuros", lo que acaba convirtiendo estos retos en un impulso para la búsqueda de empleo. 

Como recompensa más inmediata, estos desafíos suelen incluir un reconocimiento académico y un premio económico para los ganadores y ofrecen la posibilidad de "hacer networking conociendo a otros compañeros universitarios con inquietudes parecidas, así como a los responsables de recursos humanos de las empresas".

Estos challenges son también un aprendizaje sobre cuáles son las demandas del mercado laboral y un contexto propicio para los 'reclutadores de talento' de las empresas, "que tienen la posibilidad de observar cómo se desenvuelven los participantes, su capacidad para comunicarse, trabajar en equipo o tomar decisiones, de una manera muy natural, sin la presión que puede darse en un proceso de selección".

Buscando soluciones para la transición energética

Un ejemplo de estas competiciones de talento es el Challenge Universitario sobre transición energética que Fundación Repsol promovió este año, dirigida a los estudiantes de grado, máster y doctorado de toda España "para que contribuyeran con sus ideas a resolver el puzle de la transición hacia una economía descarbonizada. Es muy importante avanzar en la transición energética y hacerlo de manera ordenada e inteligente, manteniendo la competitividad de nuestra industria y sectores productivos. Por eso nos parece clave contar con el talento universitario", explica Arantza Hernanz, directora de Educación y Conocimiento de Fundación Repsol.

Los proyectos ganadores proponen soluciones como aplicar la energía undomotriz para descarbonizar el transporte marítimo o el reciclaje sostenible de los aerogeneradores de los parques eólicos

En este challenge participaron 1.700 alumnos de 84 universidades agrupados en equipos, que presentaron más de 380 propuestas para dar soluciones a los cinco retos planteados en la convocatoria: ciudades descarbonizadas; movilidad sostenible; economía circular; industria descarbonizada y transición energética y sociedad. Tras la selección, resultaron elegidos 93 estudiantes organizados en 25 equipos para competir por uno de los cinco premios en la gran final celebrada en Madrid. Los finalistas compartieron un fin de semana de hackaton trabajando en sus proyectos hasta convertirlos casi en realidades de negocio y defenderlos ante un jurado de profesionales y expertos de Repsol. Los cinco equipos ganadores, uno por categoría, recibieron 12.000€ de premio y la posibilidad para sus integrantes de desarrollar una beca formativa en Repsol.

El Challenge Universitario fue una oportunidad para que los participantes visibilizaran su talento ya que, de los más 1.700 estudiantes que presentaron sus ideas, menos de 100 llegaron a la final. Para ello tuvieron que demostrar "que son chavales motivados y con mucho conocimiento porque los proyectos seleccionados son muy valiosos. Tenían además una gran variedad de perfiles que son interesantes para Repsol y para otras empresas: ingenieros químicos, de telecomunicaciones, pero también biólogos, biotecnólogos, informáticos, periodistas o economistas", asegura Arantza Hernanz.

Challenge Universitario de Fundación Repsol

Fundación Repsol ha organizado un Challege Universitario sobre transición energética, dirigido a los estudiantes de grado, máster y doctorado de toda España. Estos son los datos de la gran final celebrada en Madrid:

93

estudiantes

25

equipos

29

universidades

Gabriela Ceballos ante cartel Universidad

Gabriela Cevallos, Vianny Castellanos y Noelia Cruz, alumnas las tres del máster en Comunicación e Industrias creativas de la Universidad Alicante, integraban el equipo EcoFuturo, declarado ganador del reto Ciudades descarbonizadas en el Challenge de Fundación Repsol. Su proyecto “Jardineras urbanas alimentadas por miniplanta de tratamiento de residuos” plantea integrar en los maceteros de las ciudades un sistema en miniatura de procesado de desechos orgánicos procedentes del sector HORECA para producir compost que fertilice las plantas y que también convierta el gas metano resultado del proceso en agua con la que regar por goteo la maceta.

A Gabriela, nacida en Quito (Ecuador), no le asustan los desafíos y se mudó desde su ciudad natal para cumplir su reto profesional, asumiendo que suponía separarse de sus seres queridos y empezar de cero en otro país. En Ecuador estudió Comunicación Organizacional pero quería ampliar su formación y decidió venirse a España para cursar el máster de la Universidad de Alicante. Como explica en el siguiente video, esa actitud ante los desafíos también le valió en la gran final del challenge. De esta experiencia extrae como principal enseñanza que trabajar bajo la presión del tiempo, con unos plazos muy definidos, resultó una ayuda para culminar su proyecto.

Gerardo en la parada del bus con la mano levantada

El estudiante de Ingeniería Gerardo Cambra tiene 21 años y es de Lucena de Jalón (Zaragoza), un pueblo de 222 habitantes que está amenazado por la despoblación. Esa vivencia personal fue el motor básico de la idea que le convirtió en vencedor, con sus compañeros Adrián Almoyna, Gerardo Artal y Daniel Baya, del reto Transición energética y sociedad en el Challenge Universitario de Fundación Repsol. Los cuatro proceden del mundo rural y estudian en la Universidad de Zaragoza y, cuando se enteraron de la convocatoria por las redes sociales, decidieron formar el equipo 'Los amigos' y presentarse con un proyecto sobre una realidad que conocen bien.

Para contrarrestar la falta de servicios que está vaciando muchos pueblos plantearon su propuesta “Marloquinas: marquesinas inteligentes en la España rural”, un diseño que convierte las marquesinas de las paradas de los autocares de línea en pequeñas estaciones de autobús, donde se pueda comprar los billetes, obtener información del viaje o del tiempo estimado de llegada, utilizando placas solares como fuente de energía. Como valor añadido tanto para los vecinos como para las empresas de transporte, estas 'marloquinas' también dispondrían de taquillas o lockers para la recogida y envío de paquetes de cuyo reparto se encargarían los propios autobuses.

Simran Ramchanda leyendo artículos

Simran Ramchandani, estudiante del máster en Biotecnología Industrial y Ambiental de la Universidad Complutense de Madrid, fue otra de las finalistas que llegaron hasta el hackaton del Challenge Universitario. Simran es una apasionada de la divulgación científica y a través de su cuenta @sim_biotica difunde en redes sociales su conocimiento para ayudar a los no especialistas a entender fenómenos como el COVID. Fue precisamente durante la pandemia cuando decidió que tenía que poner su formación en biología al servicio de los demás.

Con su equipo llegó hasta la gran final con el proyecto 'Biotech UCM', que propone utilizar un tipo concreto de cianobacterias, un microorganismo con capacidad para absorber CO2 y transformarlo en un tipo de azúcar llamado sacarosa, como una alternativa para capturar las emisiones industriales de este gas y convertirlo en un producto que tiene utilidad. De su participación en el Challenge destaca el aprendizaje de presentar y vender un producto en un contexto muy parecido a un entorno laboral real.