Repsol obtuvo un resultado neto de -3.816 millones de euros en 2019, como consecuencia de los ajustes realizados para sentar las bases de la nueva orientación estratégica de la compañía, que se ha marcado como objetivo ser cero emisiones netas en el año 2050. El resultado, que compara con los 2.341 millones de euros alcanzados en 2018, refleja fundamentalmente una corrección de 4.849 millones en el valor contable de algunos activos, realizado tras asumir nuevos escenarios de precios del crudo y el gas consistentes con los objetivos climáticos del Acuerdo de París.
El pasado 2 de diciembre Repsol anunció que orienta su estrategia para ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050, lo que la convierte en la primera de su sector en fijar esta ambiciosa meta que pretende limitar el calentamiento del planeta en concordancia con los objetivos del Acuerdo de París, aspirando a que no supere 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales. En la consecución de este objetivo, la compañía prevé una reducción progresiva de su indicador de intensidad de carbono sobre la base del año 2016: del 10% en 2025, del 20% en 2030 y del 40% en 2040, para avanzar hacia las cero emisiones netas de CO2 en el año 2050.
Esta orientación estratégica muestra el compromiso de la compañía en la lucha contra el cambio climático y avanza en su empeño de liderar la transición energética, en consonancia con los objetivos de la Cumbre de París y los de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
El resultado neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios de la compañía, alcanzó los 2.042 millones de euros, frente a los 2.352 millones del ejercicio anterior. Esta cifra, obtenida en un contexto en el que los precios del crudo y del gas disminuyeron de forma significativa y en el que se registraron menores márgenes internacionales en los negocios industriales, refleja la fortaleza y capacidad de generación de valor de Repsol.
En este sentido, en 2019 la cotización media del crudo Brent descendió hasta los 64,2 dólares por barril, un 10% menos de lo registrado en 2018, mientras que el WTI sufrió una caída mayor, del 12%, situándose en una media anual de 57 dólares por barril. Por su parte, el precio medio del gas Henry Hub bajó un 16%, hasta los 2,6 dólares por MBtu.
Pese a este contexto adverso, la compañía aumentó su flujo de caja operativo un 8%, hasta los 5.837 millones de euros.
Esta fortaleza de la caja motivó que, el pasado mes de julio, el Consejo de Administración acordase proponer a la próxima Junta General aumentar la retribución al accionista a través de una amortización de un 5% del capital social a 31 de diciembre de 2018, lo que se añadirá a las que eventualmente puedan realizarse con motivo de los diferentes scrip dividend. Se espera que antes de la Junta General de Accionistas, que se prevé celebrar en mayo, se lance un programa de recompra de acciones vinculado con la reducción del 5% del capital social.
La decisión se suma a la mejora acordada para el dividendo que, con un incremento anualizado del 8% respecto a 2017, alcanzará 1 euro bruto por acción en 2020 bajo la fórmula del scrip dividend y la reducción de capital correspondiente para evitar cualquier dilución.
La política retributiva de Repsol se encuentra entre las más atractivas de la bolsa española y de su sector en el mundo. La compañía cuenta con el reconocimiento de los inversores, que también apoyan su labor en la lucha contra el cambio climático, como demuestra el caso de Transition Pathway Initiative (TPI), asociación que reúne a 60 de los mayores inversores internacionales que gestiona una cartera de activos de más de 18 billones de dólares, y que en 2019 designó a Repsol como una de las dos únicas compañías de su sector en el mundo con una estrategia compatible con los objetivos del Acuerdo de París. Adicionalmente, a finales de enero de 2020 Repsol ha sido incluido en el índice FTSE TPI Climate Transition Index, único índice bursátil alineado con los objetivos del Acuerdo de París.
Asimismo, la iniciativa Climate Action 100+, que agrupa a más de 450 inversores internacionales que gestionan más 39 billones de dólares, junto con Institutional Investors Group on Climate Change (IIGCC), que cuenta con más de 200 miembros que representan más de 30 billones de euros, han reconocido a Repsol “por comprometerse a alinear sus actividades e inversiones con las metas del Acuerdo de París”. “Con su senda firme hacia las cero emisiones netas y objetivos intermedios de descarbonización, Repsol ha establecido un estándar más elevado para la industria”, han afirmado.
Además, Standard & Poor’s sitúa a Repsol entre las empresas de su sector con una estrategia de sostenibilidad más avanzada y valora muy positivamente la diversificación de sus negocios y su firme compromiso con el Acuerdo de París.
El área de Downstream (Refino, Química, Movilidad, Lubricantes, GLP, Trading, Mayorista de Gas, y Repsol Electricidad y Gas) logró un resultado de 1.456 millones de euros, frente a los 1.583 millones del año anterior. El área mostró su solidez en un ejercicio en el que tuvo que afrontar un debilitamiento de los márgenes industriales, mientras que Trading, Perú, Movilidad y Lubricantes, mejoraron su desempeño, a lo que se unió una contribución positiva del negocio de Electricidad y Gas.
Durante el ejercicio, la compañía continuó su crecimiento en el área de electricidad y gas, superando el millón de clientes, al tiempo que incorporó nuevos activos de generación renovable.
Repsol se ha consolidado como un actor relevante en la generación de electricidad baja en emisiones en la Península Ibérica, con una capacidad total instalada de 2.952 MW y planes en marcha que añadirán 1.185 MW. Además, la compañía incrementó hasta los 7.500 MW su objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono para 2025, lo que supone 3.000 MW adicionales respecto a su anterior meta. A esto se suma el inicio de la expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables.
Repsol continuó dando pasos como referente en movilidad y adquirió la red de recarga eléctrica y los servicios de comercialización de energía de Ibil, junto con los activos y contratos asociados a estas actividades. Esta transacción consolida la apuesta de Repsol por el desarrollo de la movilidad del futuro, en la que desempeña un papel clave como líder del suministro de energía para este ámbito en España.
Siguiendo esta misma línea, inauguró en dos de sus estaciones de servicio los primeros puntos de recarga ultra-rápida de vehículos eléctricos del país, que permiten recargar la batería de vehículos que soporten su potencia máxima en un tiempo de entre cinco y diez minutos, similar al que se emplea en un repostaje convencional. Una de ellas, la instalada en Ugaldebieta (Vizcaya), tiene los puntos de recarga de mayor potencia de Europa.
El área de Lubricantes avanzó en su plan de crecimiento internacional tras firmar a finales de septiembre un acuerdo para la adquisición del 40% de la compañía de lubricantes United Oil Company, que producirá y distribuirá productos Repsol en Singapur, Indonesia, Malasia y Vietnam. Este acuerdo permitirá a Repsol incrementar su presencia en el sudeste asiático, uno de los mayores y más pujantes mercados de lubricantes del mundo.
Por su parte, el área de Química avanzó en su estrategia de diferenciación con el lanzamiento de nuevos productos, como los polímeros para impresión 3D y poliolefinas fabricadas a partir de residuos plásticos. Este negocio también contribuirá con determinación a una economía más descarbonizada, con una apuesta firme por la eficiencia de su proceso industrial y orientada a la economía circular, con la ambición de alcanzar un 20% de contenido reciclado en el total de sus poliolefinas para el año 2030.
En Refino, Repsol ha realizado las paradas programadas en sus instalaciones de Cartagena, Bilbao, A Coruña y Puertollano para incorporar mejoras tecnológicas, en eficiencia energética y seguridad. Estos trabajos han servido para asegurar la disponibilidad máxima de sus instalaciones para la entrada en vigor, el 1 de enero de 2020, de la nueva normativa internacional de combustibles marítimos (IMO), que beneficiará competitivamente a Repsol. Este negocio tendrá también una importante labor en la descarbonización de la compañía, con una reducción adicional de emisiones directas del 25% para 2025, que se suma al recorte del 23% de las emisiones de CO2 llevado a cabo entre 2010 y 2017. Además, Repsol integrará energías renovables en las operaciones de refino mediante la producción de hidrógeno verde y el uso de electricidad de origen renovable para sus procesos industriales.
El área de Upstream (Exploración y Producción) obtuvo un resultado de 1.050 millones de euros, frente a los 1.325 millones que alcanzó en el ejercicio 2018. El negocio mostró su capacidad de adaptación y flexibilidad para hacer frente a un contexto de menores precios del crudo y del gas.
La producción de Repsol alcanzó los 709.000 barriles equivalentes de petróleo diarios, en línea con los 715.000 barriles del año anterior. La incidencia de las interrupciones en Libia fue paliada por la obtención de nuevos barriles provenientes de la conexión de pozos en Marcellus (Estados Unidos), Duvernay (Canadá) y Akacias (Colombia), y por la activa gestión del portafolio, que incluyó la adquisición de Mikkel (Noruega) y la participación de Equinor en Eagle Ford (Estados Unidos).
A esto se añadió el inicio de la producción en Buckskin, proyecto localizado en el Golfo de México estadounidense y que en su fase inicial alcanzó un volumen de 30.000 barriles de petróleo al día. Su puesta en marcha se logró meses antes de lo previsto y con una reducción de costes de más del 40% respecto al proyecto original.
En lo que se refiere a la actividad exploratoria, destaca el descubrimiento realizado en el bloque Sakakemang, en Indonesia, considerado uno de los mayores del mundo en todo el año 2019. Se trata también del hallazgo de gas más grande de ese país de los últimos 18 años, con una estimación preliminar de, al menos, 2 billones de pies cúbicos de gas (TCF) de recursos recuperables, equivalentes a dos años del consumo de España.
Para alcanzar los objetivos de descarbonización establecidos por Repsol, el área de Upstream orientará su portafolio al cumplimiento del Acuerdo de París, y priorizará la generación de valor sobre el crecimiento de la producción, manteniendo como eje estratégico del negocio la flexibilidad, poniendo el foco en la rotación y mejora de la cartera de activos y en la generación de caja.
La compañía mantendrá el equilibrio entre las reservas de gas y petróleo, con una visión del gas como energía para la transición energética, y teniendo en cuenta también el papel activo que el petróleo debe jugar en un mundo más descarbonizado.
Para evaluar cada una de las decisiones futuras de exploración o producción, Repsol asume una curva de precios del petróleo y del gas compatible con el Acuerdo de París.